miércoles, 29 de mayo de 2019

El dolor de la ausencia de Omar Ramos


Una novela que nace en nuestra historia reciente


Escribe: Héctor Alvarez Castillo




En el año 1984, en un bar de San Telmo, conocí a Omar Ramos. Éramos dos de los tres poetas que en ese encuentro de Poesía Abierta fueron citados para leer y dialogar con el público, que se dispersaba sentado en las sillas, alrededor de las mesas, conversando y bebiendo. Eso era Poesía Abierta, un legendario Ciclo que albergaba voces nuevas de la lírica con otras ya consagradas, al tiempo que daba lugar a otras disciplinas del arte. El ciclo había sido creado hacia el último tramo de la dictadura y llegó hasta los años iniciales del gobierno de Alfonsín.
Recuerdo la imagen de Omar, hablando de Girri y de Borges como los primeros poetas argentinos vivos. Está sentado, delante de un micrófono, en un breve escenario. Acaba de presentarse y de leer sus poemas. Años después, ya en 1988, Omar publicará su primer libro, Migración del sueño, prologado por Javier Aduriz, en el sello El barco ebrio, al tiempo que participará del grupo literario que dio vida a la revista del mismo nombre, además de ser parte de la Antología de la nueva poesía argentina que editamos en esa década.
La literatura, con su magia y sus atajos, cruzó nuestros destinos en más de una oportunidad, hasta que en los últimos años coincidimos en la Fundación Victoria Ocampo. Ahora nos reúne El dolor de la ausencia, libro editado por Baldíos en la lengua, y esta crítica y breve reportaje que intento sobre esta obra del amigo escritor y compañero de una ponchada de años y aventuras.

Esta novela o nouvelle está organizada en base a capítulos breves, con entradas y salidas de personajes y situaciones que no permiten que extraviemos la atención y son un pizzicato literario propio del estilo literario de Omar Ramos en este periodo de su producción. A la vez, este caleidoscopio es testimonio de la época quizá más dura de nuestra historia, heredera seguramente de las décadas anteriores. El dolor de la ausencia es un fresco de nuestra argentina reciente que nos interroga desde distintos ángulos y por distintas cuestiones que no aún han zanjado entre nosotros. El narrador, en la metáfora que es toda historia creada, ha elevado la pluma y el pincel para plasmar su dibujo de esas décadas que van desde los años setenta hasta hoy. En sus palabras: “ (…) nadie le da de comer a los muertos debajo de la tierra.”

El ojo del narrador, en base a frases cortas y oraciones breves que se ligan sin pausa, intercala pasado y presente, la acción unifica de alguna manera ambientes familiares y espacios públicos o laborales. En ese ejercicio por crear no sólo un clima acorde con el protagonista destacado de la novela -ya que se puede hablar de un co-protagonista o antagonista- nos brinda su lectura de la realidad que no se limita a lo familiar o a lo social y político, porque está detrás de algo mayor, quiere exhibir su Weltanschauung, su visión del mundo y el mundo que recorren sus personajes en esas páginas.

Desde el inicio aparecen dicotomías, algunas de ellas personificadas, que nos da la impresión de que Ramos desea darles en su obra la libertad suficiente para que se expresen, y a esa libertad la percibimos con naturalidad. No hay actos forzados, cada quien es cada cual en esta historia tejida con episodios, instantáneas del poeta que no le pierde pisada al narrador. Presenciaremos distintos conflictos que van desde el placer y el deseo con lo religioso, el trabajo social y nuevamente el erotismo, la militancia, el riesgo y el contexto reaccionario, ya desde lo familiar, que se cierra como la soga a la garganta. No sólo la historia argentina es escenario, también las convulsiones de nuestra América se cuelan en la narración.

Nos pareció interesante reunirnos con Omar para que él mismo desarrollara algunos temas y despejara algunas dudas y cuestiones, de ahí esta breve entrevista:

Héctor Alvarez Castillo: Vicente Battista en la presentación de El dolor de la ausencia que se realizó en el Centro Cultural de la Cooperación, deslizó que esta novela es en buena parte autobiográfica y que el protagonista, Ignacio, puede ser entendido como tu alter ego. ¿En qué medida esto es así?

Omar Ramos: Hay disparadores autobiográficos, referenciales, como la situación de que yo trabajé como meritorio y auxiliar en juzgados penales en 1974, en San Martín, donde surgió el capítulo Águila Guerrera. En esa circunstancia fueron detenidos y juzgados un grupo de militantes peronistas de extrema derecha que saludaban extendiendo su brazo como los nazis. Ya en 1976 trabajé en los tribunales de Capital, como meritorio, atendía a los abogados en la mesa de entrada, cocía expedientes, los ordenaba en los casilleros, pero no llegué a despachar, por suerte. Ahí surgieron capítulos como Habeas Corpus, Las Buenas Costumbres, la Desinfección, La Madama. La Indagatoria, La Sentencia. Estos capítulos anteriormente fueron cuentos que publiqué en El Cielo y el Infierno, ganador del Premio Victoria Ocampo. Los adapté a la trama de la novela, también trabajé sobre las contradicciones de los personajes, sus distintos matices para no caracterizarlos demasiado estereotipados, como lo eran en la realidad de esos años los funcionarios judiciales. El personaje Ignacio Guidi es un alter ego, ya que nunca ejercí jurídicamente redactando habeas corpus durante la dictadura, todavía era estudiante y posteriormente mi compromiso fue solo literario con textos literarios testimoniales comprometidos. Me dediqué a las mediaciones y no a una actividad más jurídica, no tengo vocación para ello, como la tuvieron los abogados que pidieron la nulidad de los indultos de los militares y que llevaron adelantes sus condenas. Hubo una sola excepción en la que redacté, siendo empleado y estudiante, un habeas corpus para un primo segundo que apareció después de 15 días. Ese primo me sirvió como disparador para el que es un coprotagonista de la novela.

HAC: Hacia el final de la novela se abre cierto contrapunto entre los años setenta y parte de los ochenta de nuestra historia y lo que sucedió en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Nos interesa que nos comentes, según la mirada que trasmite el relato de tus personajes, la diferencia que percibís en su recepción y sus acciones.

OM: La acción de los personajes de la novela transita desde los 70 a la actualidad donde el protagonista Ignacio, poco a poco, va tomando conciencia de la situación política, después de años de represión interna y externa, se rebela y se convierte en un abogado que lucha en defensa de los derechos humanos. El coprotagonista Gonzalo Ibáñez es funcional y cómplice en sus fallos a favor de la dictadura, lo echan en la época de Alfonsín, vuelve con Menem donde falla a favor de los indultos, luego se resiste a sentenciar, se declara incompetente o demora cajoneando las causas en la época de los Kirchner y termina renunciando para que no le hagan un juicio político.
Me pareció interesante asociar lo ocurrido en la Argentina con la Segunda Guerra Mundial, donde la abuela de Ignacio fue encargada de un campo de concentración nazi. Ese episodio horroroso para él, el resto de la familia lo tiene silenciado o sublimado en el misticismo en el caso de la madre, lo impulsa a cerrar la historia y con su lucha contribuir a que se hiciera justicia con lo que había pasado en la Argentina durante la dictadura.


HAC: ¿En qué se diferencia esta nueva novela, para vos, del resto de tu obra narrativa?

OM: En esta novela retomo lo histórico testimonial que iniciara con mi texto Sangre en las botas, también en algunos cuentos de Lugares Violentos, El Cielo y el Infierno y Recordando a Julio. Se diferencia en que en otras novelas como La Elegida y El Ultimo Pecado refieren sobre el dogma de la Iglesia Católica en la primera y en los abusos de los sacerdotes en la segunda. Tienen pocos elementos referenciales, mayor documentación y situaciones ficcionales.

HAC: Todo escritor siempre está trabajando -más allá de la edición de su nuevo libro- en distintas obras. ¿Cómo es el taller de escritura de Omar Amadeo Ramos, su cocina de escritor, como hace un tiempo se lo viene llamando?

OM: En estos años escribí, corregí y edité, todavía sin publicar, otras dos novelas testimoniales sobre la Argentina: Hija de Genocida, ambientada en la ESMA y El Amor Revolucionario. Escribo varias veces a la semana, corrijo mucho, me documento sobre el tema, e incluso realizo testimonios a las personas que protagonizaron la trama de mis historias. Ese es mi taller, el que traté de transmitir cuando dicté cursos de cuento, novela y periodismo en forma privada y en la Universidad de Buenos Aires.

HAC: Gracias Omar por tu colaboración con el Blog y quedamos a la espera de tus próximos libros, sean novelas, poemas o cuentos.

OM: Gracias a vos, Héctor, por esta posibilidad y a la gente que trabaja en el Blog.


Datos biográficos:


Omar Amadeo Ramos publicó Migración del sueño, poemas, Editorial El Barco Ebrio, 1988. Lugares violentos (cuentos) Editorial Metáfora 1998. El Cielo y el Infierno (cuentos) Primer Premio de la Editorial Victoria Ocampo. Sangre en las botas (novela) Ediciones B 2005. La Elegida: Historia de la Hija de Jesús y María Magdalena, Primera Finalista Editorial Planeta. (novela, editada por Planeta en el 2005) Esta novela fue traducida al portugués y publicada en Brasil. El Ultimo Pecado (novela) Ed. Planeta 2009. Recordando a Julio (cuentos) editorial Casa de Papel, 2012. El dolor de la ausencia (novela), editorial Baldíos en la lengua, 2019.

Es colaborador del Suplemento Radar del diario Página 12. ha colaborado literariamente en los diarios La Prensa, La Nación, La Capital, de Rosario, La Voz del Interior, de Córdoba, Los Andes, de Mendoza, y otros medios gráficos naciones y del exterior. Dictó taller de cuento, novela y periodismo en la Universidad de Buenos Aires.