Poeta
en varias lenguas
en varias lenguas
Por: Alvarez Castillo
Indran Amirthanayagam
(1960), es un poeta que hace décadas alterna distintas lenguas en su expresión artística. Lo conocimos allá por los años noventa, inicialmente en inglés, gracias al poemario The Elephans of Reckoning.
(1960), es un poeta que hace décadas alterna distintas lenguas en su expresión artística. Lo conocimos allá por los años noventa, inicialmente en inglés, gracias al poemario The Elephans of Reckoning.
Su obra también se plasma en francés, creole y
nuestro español. Justamente en nuestro idioma se ha editado en México,
recientemente, Ventana Azul, por el
sello El Tapiz del Unicornio. Para
mayo de este año nos anuncia la salida de su primer libro en creole, escrito junto
a otro poeta: Alex LaGuerre.
Acompañamos
esta breve presentación con una antología de su obra en nuestra lengua. Los
primeros cinco pertenecen a Ventana Azul,
“Libre, sin libras”, es un poema
inédito.
Sobre el
cuerpo
Escribo sobre el cuerpo
porque a pesar de
las nubes de olvido
descubro que tengo
uno todavía y se pueden
alterar sus ambiciones,
correr hacia arriba
en el cerro, ilusionarme
con amar de nuevo.
En la cama pantalla
Envíame una línea,
salpicada
con una carita,
un corazón,
unos labios,
el chat
fue inventado
para coquetear
y por los cinco
continentes hasta
las estaciones polares
no hay sábado por
la noche más
de nuestros tiempos
que unas palabras
tiradas como dados
a través de cables
al fondo de los mares.
Más allá de lo común
Una locura, una llamada a la
medianoche,
una travesura, más bien un juego,
un reconocimiento de que
hay derecho
a conversar cuando a uno le dé la
gana,
una informalidad deliciosa,
aunque todas las mañanas escucho
un programa radial que me informa
efectivamente que no hay derecho,
y los invitados entrevistados
confirman el hecho con sus críticas
a
este congresista y aquel soplón.
Las
latinoamericanas están despiertas
y dispuestas a romper el espacio,
decir que si hay derecho, solo
que no depende del estado
o de la sociedad civil, sino de ellas
con sus llamadas casi a la medianoche.
La película del abrazo
Fueron sembradas ya en el verano,
la invitación para ir al mar, no cumplida
pero en fin, no importa, fue un paso
que tomamos de otra manera
caminando por los parques
de diversos barrios, la conversación
abierta sobre los dilemas enraizados
de la fe, del destino, de la partida
anunciada. No sé en qué momento
entró la idea de no irnos
y evitar la separación, el dolor,
y estar siempre envueltos
hasta que nos dé la
muerte
el verdugo melancólico,
entregado a la tarea de renovar
la familia humana,
de asegurar que las ideas
que nos alimentan se pasan
a las nuevas generaciones.
¿Qué hay de nuevo en el arte?
Tus poemas, los cuadros de aquel.
¿Y dónde? Aquí en las almohadas
del cine, apoyada en mi brazo,
viendo los dos con risas enigmáticas,
como aquel del hombre de la luna,
cuando pasa una nave espacial
para tomar su foto, la sorprendente
historia del hombre araña.
Pregunta y
Vida
En las secuelas de las olas
que nos mecieron en la cuna,
durante la mañana siguiente,
el corazón y el espíritu
alegres, subiendo el cerro,
noto que el amor suele borrar
al pasado, barrer restos
de argumentos y disputas,
para que el cuerpo sea limpio
y los pasos frescos.
Y cuando suceda
el desencanto
y su expresión rutinaria,
los silencios que muerden
el ánimo ¿qué haremos
con los cerros o el amanecer,
o con el perro que tomará
el lugar de Lucky, ya
viejo
compañero del camino
por un tiempo más,
y yo, saltando como
un joven de veinte años,
feliz, y sin miedo a pesar
de las circunstancias?
Lo que desataba
la melancolía
solo hace días cuando
estuve convencido
por mi amigo
de que
nunca más
debía vestirme en ropa
de cazador o de mendigo,
o poeta, salvo si guardara
envuelto en la bolsa
unos preservativos contra
el futuro y su fruto salvaje.
Libre, sin
libras
“I
have no plans for today or tomorrow,”
me
dices en inglés, con tu acento europeo,
de
Marlene Dietrich a su entrada en la escena
americana,
su confianza en la enunciación
de
cada palabra. Te felicito por tu manejo
de
lo absurdo, a dedicar dos dias enteros
a
la nada, a la casualidad, al rechazo del
control
impuesto por llenar los impuestos
a
tiempo, de llenar el formulario para la visa,
a
tiempo, de preparar la comida para la semana,
a
tiempo. No hay tiempo. Estoy contra el tiempo
y
hoy digo a todos, no haré ningun plan. Y
mañana
tampoco. Te felicito. Nos felicitamos.
Somos
complices en esta declaración sobre
algo
y nada, de decir al lector, que no se preocupe
de
este poema, que representa un tiempo
fuera
del tiempo, un ensayo que en otro
momento
tuvo sentido, de decir no ante
todo,
de decir que el libre albedrio puede
ejercitarse
todavía, al menos por un sábado.