miércoles, 19 de abril de 2017

Indran Amirthanayagam

Poeta
en varias lenguas 

Por: Alvarez Castillo








Indran Amirthanayagam 
(1960), es un poeta que hace décadas alterna distintas lenguas en su expresión artística. Lo conocimos allá por los años noventa, inicialmente en inglés, gracias al poemario The Elephans of Reckoning.


Su obra también se plasma en francés, creole y nuestro español. Justamente en nuestro idioma se ha editado en México, recientemente, Ventana Azul, por el sello El Tapiz del Unicornio. Para mayo de este año nos anuncia la salida de su primer libro en creole, escrito junto a otro poeta: Alex LaGuerre.



Acompañamos esta breve presentación con una antología de su obra en nuestra lengua. Los primeros cinco pertenecen a Ventana Azul, “Libre, sin libras”, es un poema inédito.


Sobre el cuerpo


Escribo sobre el cuerpo
porque a pesar de
las nubes de olvido
descubro que tengo
uno todavía y se pueden
alterar sus ambiciones,
correr hacia arriba
en el cerro, ilusionarme
con amar de nuevo.

En la cama pantalla


Envíame una línea,
salpicada

con una carita,
un corazón,
unos labios,

el chat
fue inventado
para coquetear

y por los cinco
continentes hasta

las estaciones polares
no hay sábado por

la noche más
de nuestros tiempos

que unas palabras
tiradas como dados

a través de cables
al fondo de los mares.


Más allá de lo común


Una locura, una llamada a la medianoche,
una travesura, más bien un juego,
un reconocimiento de que hay derecho
a conversar cuando a uno le dé la gana,

una informalidad deliciosa,
aunque todas las mañanas escucho
un programa radial que me informa
efectivamente que no hay derecho,

y los invitados entrevistados
confirman el hecho con sus críticas
a este congresista y aquel soplón.

Las latinoamericanas están despiertas
y dispuestas a romper el espacio,
decir que si hay derecho, solo
que no depende del estado
o de la sociedad civil, sino de ellas
con sus llamadas casi a la medianoche.


La película del abrazo


Fueron sembradas ya en el verano,
la invitación para ir al mar, no cumplida
pero en fin, no importa, fue un paso
que tomamos de otra manera

caminando por los parques
de diversos barrios, la conversación
abierta sobre los dilemas enraizados
de la fe, del destino, de la partida

anunciada. No sé en qué momento
entró la idea de no irnos
y evitar la separación, el dolor,
y estar siempre envueltos

hasta que nos dé la muerte
el verdugo melancólico,
entregado a la tarea de renovar
la familia humana,

de asegurar que las ideas
que nos alimentan se pasan
a las nuevas generaciones.  
¿Qué hay de nuevo en el arte?

Tus poemas, los cuadros de aquel.
¿Y dónde? Aquí en las almohadas
del cine, apoyada en mi brazo,
viendo los dos con risas enigmáticas,

como aquel del hombre de la luna,
cuando pasa una nave espacial
para tomar su foto, la sorprendente
historia del hombre araña.

Pregunta y Vida


En las secuelas de las olas
que nos mecieron en la cuna,
durante la mañana siguiente,
el corazón y el espíritu
alegres, subiendo el cerro,
noto que el amor suele borrar

al pasado, barrer restos
de argumentos y disputas,
para que el cuerpo sea limpio
y los pasos frescos.
Y cuando suceda
el desencanto

y su expresión rutinaria,
los silencios que muerden
el ánimo ¿qué haremos
con los cerros o el amanecer,
o con el perro que tomará
el lugar de Lucky, ya viejo

compañero del camino
por un tiempo más,
y yo, saltando como
un joven de veinte años,
feliz, y sin miedo a pesar
de las circunstancias?

Lo que desataba
la melancolía
solo hace días cuando
estuve convencido
por mi amigo
de que nunca más

debía vestirme en ropa
de cazador o de mendigo,
o poeta, salvo si guardara
envuelto en la bolsa
unos preservativos contra
el futuro y su fruto salvaje.



Libre, sin libras


“I have no plans for today or tomorrow,”
me dices en inglés, con tu acento europeo,
de Marlene Dietrich a su entrada en la escena
americana, su confianza en la enunciación
de cada palabra. Te felicito por tu manejo

de lo absurdo, a dedicar dos dias enteros
a la nada, a la casualidad, al rechazo del
control impuesto por llenar los impuestos
a tiempo, de llenar el formulario para la visa,
a tiempo, de preparar la comida para la semana,

a tiempo. No hay tiempo. Estoy contra el tiempo
y hoy digo a todos, no haré ningun plan. Y
mañana tampoco. Te felicito. Nos felicitamos.
Somos complices en esta declaración sobre
algo y nada, de decir al lector, que no se preocupe

de este poema, que representa un tiempo
fuera del tiempo, un ensayo que en otro
momento tuvo sentido, de decir no ante 
todo, de decir que el libre albedrio puede
ejercitarse todavía, al menos por un sábado.



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