Una novela que nace en nuestra historia reciente
Escribe: Héctor Alvarez Castillo
En el año 1984, en un bar de San Telmo,
conocí a Omar Ramos. Éramos dos de los tres poetas que en ese encuentro de Poesía Abierta fueron citados para leer
y dialogar con el público, que se dispersaba sentado en las sillas, alrededor
de las mesas, conversando y bebiendo. Eso era Poesía Abierta, un legendario Ciclo que albergaba voces nuevas de la lírica con otras ya consagradas, al
tiempo que daba lugar a otras disciplinas del arte. El ciclo había sido creado hacia
el último tramo de la dictadura y llegó hasta los años iniciales del gobierno
de Alfonsín.
Recuerdo la imagen de Omar,
hablando de Girri y de Borges como los primeros poetas argentinos vivos. Está sentado,
delante de un micrófono, en un breve escenario. Acaba de presentarse y de leer
sus poemas. Años después, ya en 1988, Omar publicará su primer libro, Migración del sueño, prologado por Javier
Aduriz, en el sello El barco ebrio, al tiempo que participará del grupo literario que dio vida a la revista del mismo nombre, además de ser parte de la Antología de la nueva poesía
argentina que editamos en esa década.
La literatura, con su magia y sus
atajos, cruzó nuestros destinos en más de una oportunidad, hasta que en los
últimos años coincidimos en la Fundación Victoria Ocampo. Ahora nos reúne El dolor de la ausencia, libro
editado por Baldíos en la lengua, y esta crítica y breve reportaje que intento sobre esta obra del amigo
escritor y compañero de una ponchada de años y aventuras.
Esta novela o nouvelle está organizada en base a capítulos breves, con entradas y
salidas de personajes y situaciones que no permiten que extraviemos la atención
y son un pizzicato literario propio
del estilo literario de Omar Ramos en este periodo de su producción. A la vez,
este caleidoscopio es testimonio de la época quizá más dura de nuestra
historia, heredera seguramente de las décadas anteriores. El dolor de la ausencia es un fresco de nuestra argentina reciente
que nos interroga desde distintos ángulos y por distintas cuestiones que no aún han
zanjado entre nosotros. El narrador, en la metáfora que es toda historia creada, ha elevado la
pluma y el pincel para plasmar su dibujo de esas décadas que van desde los años
setenta hasta hoy. En sus palabras: “ (…) nadie
le da de comer a los muertos debajo de la tierra.”
El ojo del narrador, en base a
frases cortas y oraciones breves que se ligan sin pausa, intercala pasado y
presente, la acción unifica de alguna manera ambientes familiares y espacios
públicos o laborales. En ese ejercicio por crear no sólo un clima acorde con el
protagonista destacado de la novela -ya que se puede hablar de un
co-protagonista o antagonista- nos brinda su lectura de la realidad que no se
limita a lo familiar o a lo social y político, porque está detrás de algo
mayor, quiere exhibir su Weltanschauung,
su visión del mundo y el mundo que recorren sus personajes en esas páginas.
Desde el inicio aparecen
dicotomías, algunas de ellas personificadas, que nos da la impresión de que
Ramos desea darles en su obra la libertad suficiente para que se expresen, y a esa
libertad la percibimos con naturalidad. No hay actos forzados, cada quien es
cada cual en esta historia tejida con episodios, instantáneas del poeta que no
le pierde pisada al narrador. Presenciaremos distintos conflictos que van desde
el placer y el deseo con lo religioso, el trabajo social y nuevamente el
erotismo, la militancia, el riesgo y el contexto reaccionario, ya desde lo
familiar, que se cierra como la soga a la garganta. No sólo la historia
argentina es escenario, también las convulsiones de nuestra América se cuelan
en la narración.
Nos pareció interesante reunirnos
con Omar para que él mismo desarrollara algunos temas y despejara algunas dudas
y cuestiones, de ahí esta breve entrevista:
Héctor Alvarez Castillo: Vicente Battista en la presentación de El dolor de la ausencia que se realizó en el Centro Cultural de
la Cooperación, deslizó que esta novela es en buena parte autobiográfica y que
el protagonista, Ignacio, puede ser entendido como tu alter ego. ¿En qué medida esto es así?
Omar Ramos: Hay disparadores autobiográficos, referenciales,
como la situación de que yo trabajé como meritorio y auxiliar en juzgados
penales en 1974, en San Martín, donde surgió el capítulo Águila Guerrera. En esa circunstancia fueron detenidos y juzgados
un grupo de militantes peronistas de extrema derecha que saludaban extendiendo
su brazo como los nazis. Ya en 1976 trabajé en los tribunales de Capital, como
meritorio, atendía a los abogados en la mesa de entrada, cocía expedientes, los
ordenaba en los casilleros, pero no llegué a despachar, por suerte. Ahí
surgieron capítulos como Habeas Corpus,
Las Buenas Costumbres, la Desinfección, La Madama. La Indagatoria, La Sentencia.
Estos capítulos anteriormente fueron cuentos que publiqué en El Cielo y el Infierno, ganador del
Premio Victoria Ocampo. Los adapté a la trama de la novela, también trabajé
sobre las contradicciones de los personajes, sus distintos matices para no
caracterizarlos demasiado estereotipados, como lo eran en la realidad de esos
años los funcionarios judiciales. El personaje Ignacio Guidi es un alter ego, ya que nunca ejercí
jurídicamente redactando habeas corpus durante la dictadura, todavía era
estudiante y posteriormente mi compromiso fue solo literario con textos
literarios testimoniales comprometidos. Me dediqué a las mediaciones y no a una
actividad más jurídica, no tengo vocación para ello, como la tuvieron los
abogados que pidieron la nulidad de los indultos de los militares y que
llevaron adelantes sus condenas. Hubo una sola excepción en la que redacté,
siendo empleado y estudiante, un habeas corpus para un primo segundo que
apareció después de 15 días. Ese primo me sirvió como disparador para el que es
un coprotagonista de la novela.
HAC: Hacia el final de la novela se abre cierto contrapunto entre
los años setenta y parte de los ochenta de nuestra historia y lo que sucedió en
los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Nos interesa que
nos comentes, según la mirada que trasmite el relato de tus personajes, la
diferencia que percibís en su recepción y sus acciones.
OM: La acción de los personajes de la novela transita desde los 70 a la actualidad donde el
protagonista Ignacio, poco a poco, va tomando conciencia de la situación
política, después de años de represión interna y externa, se rebela y se
convierte en un abogado que lucha en defensa de los derechos humanos. El
coprotagonista Gonzalo Ibáñez es funcional y cómplice en sus fallos a favor de
la dictadura, lo echan en la época de Alfonsín, vuelve con Menem donde falla a
favor de los indultos, luego se resiste a sentenciar, se declara incompetente o
demora cajoneando las causas en la época de los Kirchner y termina renunciando
para que no le hagan un juicio político.
Me pareció interesante asociar lo ocurrido en la
Argentina con la Segunda Guerra Mundial, donde la abuela de Ignacio fue
encargada de un campo de concentración nazi. Ese episodio horroroso para él, el
resto de la familia lo tiene silenciado o sublimado en el misticismo en el caso
de la madre, lo impulsa a cerrar la historia y con su lucha contribuir a que se
hiciera justicia con lo que había pasado en la Argentina durante la dictadura.
HAC: ¿En qué se diferencia esta nueva novela, para vos, del resto
de tu obra narrativa?
OM: En esta novela retomo lo histórico testimonial que iniciara con
mi texto Sangre en las botas, también
en algunos cuentos de Lugares Violentos,
El Cielo y el Infierno y Recordando a Julio. Se diferencia en que
en otras novelas como La Elegida y El Ultimo Pecado refieren sobre el dogma
de la Iglesia Católica en la primera y en los abusos de los sacerdotes en la
segunda. Tienen pocos elementos referenciales, mayor documentación y
situaciones ficcionales.
HAC: Todo escritor siempre está trabajando -más allá de la
edición de su nuevo libro- en distintas obras. ¿Cómo es el taller de escritura
de Omar Amadeo Ramos, su cocina de escritor, como hace un tiempo se lo viene
llamando?
OM: En estos años escribí, corregí y edité, todavía sin publicar,
otras dos novelas testimoniales sobre la Argentina: Hija de Genocida, ambientada en la ESMA y El Amor Revolucionario. Escribo varias veces a la semana, corrijo
mucho, me documento sobre el tema, e incluso realizo testimonios a las personas
que protagonizaron la trama de mis historias. Ese es mi taller, el que traté de
transmitir cuando dicté cursos de cuento, novela y periodismo en forma privada
y en la Universidad de Buenos Aires.
HAC: Gracias Omar por tu colaboración con el Blog y quedamos a la
espera de tus próximos libros, sean novelas, poemas o cuentos.
OM: Gracias a vos,
Héctor, por esta posibilidad y a la gente que trabaja en el Blog.
Datos biográficos:
Omar Amadeo Ramos publicó Migración del sueño,
poemas, Editorial El Barco Ebrio, 1988. Lugares
violentos (cuentos) Editorial Metáfora 1998. El Cielo y el Infierno (cuentos)
Primer Premio de la Editorial Victoria Ocampo. Sangre en las botas (novela) Ediciones B 2005. La Elegida: Historia de la Hija de Jesús y María Magdalena, Primera
Finalista Editorial Planeta. (novela, editada por Planeta en el 2005) Esta
novela fue traducida al portugués y publicada en Brasil. El Ultimo Pecado (novela)
Ed. Planeta 2009. Recordando a Julio
(cuentos) editorial Casa de Papel, 2012. El
dolor de la ausencia (novela),
editorial Baldíos en la lengua, 2019.
Es colaborador del Suplemento Radar del diario Página 12. ha colaborado literariamente en los diarios La Prensa, La Nación, La Capital, de Rosario, La Voz del Interior, de Córdoba, Los Andes, de Mendoza, y otros medios gráficos naciones y del exterior. Dictó taller de cuento, novela y periodismo en la Universidad de Buenos Aires.