Estos poemas fueron enviados por Rolando Revagliatti, especialmente, para este blog. Literarias agradece al autor este gesto.
El zonzo no duerme o duerme centinela
¿Qué más que
velar
guardando el
puesto que se le encarga
el zonzo
hace?
¿Qué lo hace
ser la cosa
que observa
y lo impele
a no perderse
de vista?
¿El saldo de
la Gracia?
El zonzo
avizora
la
defenestración
que rezuma su
par:
la Desgracia
Por ejemplo,
entre sueña:
“De las tres mujeres
una dormía
en esa especie de doble
cama matrimonial
Las otras dos se entendían
entre ellas
En mi cuarta parte de la cama
yo no dormía y por lo tanto ni
en sueños me las entendía
con mujer alguna”
Que digan si
no cabe
fácil
este sueño en
el zonzo.
Llevar su merecido
Están dejando
de estar todos en la mira
Candidatos:
ando seleccionando a cuales atacar
Desincrústenmelo
quienes más lo
merezcan
a mi odio.
Ablación
A los sobrados motivos que teníamos
para decidir
la inmediata, felizmente obtenida
eliminación
física de nuestra horrible madre
fue imposible
añadir esa alucinante convergencia:
la ablación de
su recuerdo.
Raptus
A la suma
inicua de mis estructurales
imperfecciones
añado
deterioros recientes
y renuncios de
cuya cronicidad
bien no sabes
Infórmote
que en mí
definitorio
un raptus ha
decidido
decepcionarte
Dejo así que
anegue
mi
subjetividad
la mezcolanza
blanduzca
de materiales
abominables
en esta
especie de ciénaga.
¿Cómo saber?
¿Cómo saben
ustedes que yo no soy
lo que están
buscando?
¿Me descartan
porque se hallan desorientados?
Lo pago no
siendo elegido
mortificándome
agresivo
apenado
¿Yo los
desoriento?
¿Qué emano?
¿No soy
confiable, dócil
condescendiente?
Mal
se las
arreglan sin mí
¿Cómo sé yo
que ustedes no son
lo que estoy
buscando?
¿Los descarto
porque me hallo desorientado?
Lo pagan no
siendo elegidos
mortificándose
agresivos
apenados
¿Ustedes me
desorientan?
¿Qué emanan?
¿No son
confiables, dóciles
condescendientes?
Sin ustedes
mal
me las
arreglo.
En algo hay que creer
¿En transpirar
la camiseta?
¿En la
insobornabilidad de mis delegados?
¿En un lecho
clásico, de rosas?
¿En los
ajustes de cuentas?
¿En el más
acá?
¿En la
supremacía de los recalcitrantes?
¿En los
valores perdurables?
¿En lo que
subyace, en lo que subsume?
¿En el
expansionismo?
¿En lo que
viene-junto-con?
Soltado no sos
Encontrado por
las picazones desde tu pubertad
encontrado por
la maldad de las picazones desde tu pubertad
encontrado por
la malevolencia
malicia de las
picazones
desde tu
pubertad
Soltado no sos
por las
picazones
inyectadas de
maledicencia
desde tu
pubertad.
Del claudicar
Como todos
nació
sin terminar
Creció
sin terminar
de
hacerse
No
pudo, no aguantó
renunció
al infinito hacerse
Y así
siguió por siempre
cumpliendo
rituales, burocracias
más o
menos plagado de ademanes sociales
e
impromptus antisociales
cumpliendo
con sumatorias onomásticas
esas
inevitabilidades propias
de
alguien muy cumplido:
inevitabilidades
esquivas
a los
procesos de terminación.
Pequeño descubridor
Tempranamente he descubierto
que se puede uno parecer
a un tarado
No siempre a un tarado:
en ocasiones, a un salame
un bólido, un mequetrefe
un muerto de frío
un impresentable o ni fu ni fa
y no pocas veces
otros pareceres
de índole contigua
delatora de insuficiencias
ha podido uno
personificar
y personificar
Y lo más interesante, claro:
sin
serlo.
¡Justo el 31!
“Feliz daño nuevo!”
Martín Micharvegas (de
“Parajodas (II)”, 1998)
En el daño que viene
seremos probable y comparativamente
más dichosos que en el daño actual
Este daño nos dejará resabios penosos
Como todo daño se irá pero no muy lejos
Nos merecemos otro daño
después de la seguidilla de desbarranques
de daños anteriores
Brindemos por un daño mejor
y despidámonos de éste:
¡Feliz
Daño
Nuevo!