miércoles, 1 de enero de 2014

Fantasma en Sáenz Peña

Por: Héctor 
Alvarez Castillo 

Hay un hombre que a altas horas recorre la plaza. Se sienta en un banco, va hacia otro. Recorre los senderos de ese territorio de altos eucaliptos, a la vera de la estación de trenes y, en ocasiones, se asoma hasta ella; lo distrae el tintineo de la barrera que anuncia el tren, el rugido que en la madrugada abre la noche de provincia.


El barrio duerme, pero él camina, va detrás de algo y no halla lo que busca. Lo sé por los gestos que hace, pero se detiene y vuelve a un banco. Desde allí contempla el paisaje como el artista que frente a un vasto escenario presagia la obra que dará inicio. Sonríe, mueve las manos alentando personajes que sólo él percibe. Sus gestos delatan otras presencias. Recuerda los primeros cuentos, cierra los ojos y ve La Madrileña; retornan esas historias y, con ellas, historias nuevas que agitan la imaginación del escritor. Él las susurrará al oído de algún paseante nocturno que atraviesa la plaza. Y cuando el aire se puebla de ruidos y las inaugurales luces van dando vida a los objetos, se despide, cruza por América hacia Ameghino, y dobla hacia su antigua casa, allá donde creció y fue hombre, hacia Pastorino al 600, donde creó a Rosaura.


Se me hace que los que partieron sólo nos dejan parcialmente, que la esencia que animó sus vidas permanece. Ellos andan, entre nosotros y este mundo, visitándonos antes que la luz del sol avive el día.







(Esta ficción integra el libro: "Legión. Scriptum brevis", de Héctor Alvarez Castillo, y obtuvo en el año 2013 el Primer Premio del Concurso Microrrelatos del barrio, organizado por el Sanatorio Modelo de Caseros, Pdo. de Tres de Febrero, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.)


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