Fragmento del poema
épico y elegíaco,
inspirado en
la Gran Guerra
del Paraguay
Escrito por
Héctor Alvarez Castillo
III
Una historia
cuenta el río,
La repiten las
ramas
Cuando el viento
habla,
El canto de
los pájaros
Cuando la
primavera
Retorna a los
bosques.
La repiten
Las voces de
los niños
Que no han
visto
El rostro del
padre,
Que ven
La madre
Llorar
En un rincón
De la casa.
Los vestigios
de esta historia
Duermen en los
libros,
Pero no hay
memoria
Que todo lo
sepa
Ni juicio
Que dé justo
término
A esos
destinos.
Vagan
fantasmas
En la noche
Donde los
halló
La muerte.
Siguen su
triunfal procesión
La vanidad y
el oro
Que enlutaron
un continente,
La sabiduría
Y la compasión
Hacen la paz,
no la guerra.
En
Yataytí-Corá,
Usted,
General,
Tuvo la
oportunidad
De la
clausura,
Pero decidió
Que el reguero
De sangre
criolla,
De sangre
americana,
No cesara su
curso.
Usted consultó
Con el imperio
aliado,
Y la voz del
Imperio dictó
Que ese tronco
joven
Se partiera en
dos
Y que de su
leña
Sólo restara
ceniza,
Árbol
fulminado por un rayo,
Madera de todo
árbol talado.
Y en lo
profundo de esas matanzas:
Todas banderas
enlutadas,
Todas banderas
en sangre.
No son felices
los pueblos
En la fiesta
de la Parca.
Los demonios
de la naturaleza
Se asombran de
nuestros actos,
Visitan los
camposantos
Y sólo huelen
ausencias.
Es el río
El que se
lleva los cuerpos,
Son profundas
fosas,
Gargantas
enamoradas
Donde se
entierran
Carnes ya sin
alma,
De los de
ellos,
De los
nuestros.
Sangre que
corre como río,
Río de sangre.