martes, 15 de septiembre de 2015

Hölderlin

Cuando digo tu nombre,
Señor de los ruiseñores
Y del bosque altivo,
Se aligera
El paso del hombre;
Eres inagotable esperanza,
Fuente de la vida.

Cuando digo tu nombre, mi bienamado poeta,
Mis palabras callan a la palabra,
Mi existencia se inflama ante la tuya;
Gracia que no proviene
De esta tierra ni de este cielo,
Hace gala de dones y de hermosura.

Señor de los ruiseñores
Y del bosque altivo,
Veneramos lo frágil
Si es duro el día,
Cuando digo tu nombre,
Mi bienamado poeta.



Héctor Alvarez Castillo
Palemo, junio de 1994



No hay comentarios:

Publicar un comentario