jueves, 27 de junio de 2019

EL METEORITO


Un cuento breve de Pablo Martínez Burkett
Nuestras más ligeras contemplaciones del cosmos nos hacen estremecer: Sentimos como un cosquilleo, una voz muda, una ligera sensación como de un recuerdo lejano o como si cayéramos desde gran altura.
Carl Sagan
Yo vi llegar el hombre a la Luna. Desde el Sputnik que nos acostumbramos a vivir con la mirada en las estrellas, pero ahora la conquista del espacio ya no era una utopía. Tenía una carpeta con recortes y podía describir las fotos como si hubiera estado ahí. Mi tía era amiga de Ángel Meynet del Centro Observadores del Espacio y me llevó a las conferencias sobre sus viajes a Cabo Kennedy para el lanzamiento de la Misión Apollo 11. Como muchos, yo quería ser astronauta, pero vivía en un país periférico, en el extremo del subcontinente y me tenía que conformar con mis sueños con forma de serie de ciencia ficción. Además, padecía un extraño tipo de leucemia y mi destino inmediato no estaba en el cielo. No precisamente. Por eso cuando dijeron que traían un meteorito me apresuré a ir. Se trataba de un fragmento encontrado en el Campo del Cielo. Era lo más cerca que iba a estar del espacio. No hay palabras para describir mi emoción. Ahí estaba un objeto que flotó por la galaxia durante millones de años. Lo imaginé como una piedra y era más un pedazo de hierro renegrido. Aunque había un cartel de “prohibido tocar” me las ingenié para apoyarle las manos. Sentí que me atravesaba un rayo. Todo se me dio vueltas: veía sonidos, oía colores, sentía olores. Apenas audible primero, con una urgencia alucinante después, fui capaz de percibir el latido del Universo. Salí del Museo Ameghino como borracho. Pensé que iba a ser la experiencia más intensa de mi cortísima vida. Pero faltaba más. Cuando fui a hacerme el próximo control me repitieron varias veces los exámenes. Pensaron en un error de los reactivos, quizás alguna confusión en las muestras de sangre. Pero no, estaba curado. Los estudios así lo confirmaban. Mi familia multiplicaba las misas y agradecía al Dios del Cielo. Pero yo bien sabía de qué cielo provenía este milagro. Dicen que de noche brillo con reflejos tornasolados. No me extraña: con sólo cerrar los ojos puedo ir hasta cualquier punto del universo. Conozco cada detalle del confín más remoto. Me extravío por nebulosas y persigo cometas. Me enternezco con el ocaso de una estrella y desafío a los agujeros negros. Pronto no habré de regresar. Ahora, ahora soy inmortal.

© Pablo Martínez Burkett, 2019

lunes, 24 de junio de 2019

Escribe tú


Escribe tú
Escribe desde la primera palabra,
Escribe vos, escribe desde vos.
Hombre, dónde hallas,
El diálogo, el verbo, el quejido,
Escribe tu nombre, tú, vos,
Humano ser
Que en la noche arrastras
Herida carne, pesados huesos.

Llagas y la memoria macera el lamento,
Llagas y la silueta gris que agita el viento,
El viento es espanto que silba loco
A nuestro alrededor.
Escribe la primera palabra
Y aguárdame a la cita,
Aquél día atravesaré el desierto.



De Diamante, 2012 - 2019

miércoles, 29 de mayo de 2019

El dolor de la ausencia de Omar Ramos


Una novela que nace en nuestra historia reciente


Escribe: Héctor Alvarez Castillo




En el año 1984, en un bar de San Telmo, conocí a Omar Ramos. Éramos dos de los tres poetas que en ese encuentro de Poesía Abierta fueron citados para leer y dialogar con el público, que se dispersaba sentado en las sillas, alrededor de las mesas, conversando y bebiendo. Eso era Poesía Abierta, un legendario Ciclo que albergaba voces nuevas de la lírica con otras ya consagradas, al tiempo que daba lugar a otras disciplinas del arte. El ciclo había sido creado hacia el último tramo de la dictadura y llegó hasta los años iniciales del gobierno de Alfonsín.
Recuerdo la imagen de Omar, hablando de Girri y de Borges como los primeros poetas argentinos vivos. Está sentado, delante de un micrófono, en un breve escenario. Acaba de presentarse y de leer sus poemas. Años después, ya en 1988, Omar publicará su primer libro, Migración del sueño, prologado por Javier Aduriz, en el sello El barco ebrio, al tiempo que participará del grupo literario que dio vida a la revista del mismo nombre, además de ser parte de la Antología de la nueva poesía argentina que editamos en esa década.
La literatura, con su magia y sus atajos, cruzó nuestros destinos en más de una oportunidad, hasta que en los últimos años coincidimos en la Fundación Victoria Ocampo. Ahora nos reúne El dolor de la ausencia, libro editado por Baldíos en la lengua, y esta crítica y breve reportaje que intento sobre esta obra del amigo escritor y compañero de una ponchada de años y aventuras.

Esta novela o nouvelle está organizada en base a capítulos breves, con entradas y salidas de personajes y situaciones que no permiten que extraviemos la atención y son un pizzicato literario propio del estilo literario de Omar Ramos en este periodo de su producción. A la vez, este caleidoscopio es testimonio de la época quizá más dura de nuestra historia, heredera seguramente de las décadas anteriores. El dolor de la ausencia es un fresco de nuestra argentina reciente que nos interroga desde distintos ángulos y por distintas cuestiones que no aún han zanjado entre nosotros. El narrador, en la metáfora que es toda historia creada, ha elevado la pluma y el pincel para plasmar su dibujo de esas décadas que van desde los años setenta hasta hoy. En sus palabras: “ (…) nadie le da de comer a los muertos debajo de la tierra.”

El ojo del narrador, en base a frases cortas y oraciones breves que se ligan sin pausa, intercala pasado y presente, la acción unifica de alguna manera ambientes familiares y espacios públicos o laborales. En ese ejercicio por crear no sólo un clima acorde con el protagonista destacado de la novela -ya que se puede hablar de un co-protagonista o antagonista- nos brinda su lectura de la realidad que no se limita a lo familiar o a lo social y político, porque está detrás de algo mayor, quiere exhibir su Weltanschauung, su visión del mundo y el mundo que recorren sus personajes en esas páginas.

Desde el inicio aparecen dicotomías, algunas de ellas personificadas, que nos da la impresión de que Ramos desea darles en su obra la libertad suficiente para que se expresen, y a esa libertad la percibimos con naturalidad. No hay actos forzados, cada quien es cada cual en esta historia tejida con episodios, instantáneas del poeta que no le pierde pisada al narrador. Presenciaremos distintos conflictos que van desde el placer y el deseo con lo religioso, el trabajo social y nuevamente el erotismo, la militancia, el riesgo y el contexto reaccionario, ya desde lo familiar, que se cierra como la soga a la garganta. No sólo la historia argentina es escenario, también las convulsiones de nuestra América se cuelan en la narración.

Nos pareció interesante reunirnos con Omar para que él mismo desarrollara algunos temas y despejara algunas dudas y cuestiones, de ahí esta breve entrevista:

Héctor Alvarez Castillo: Vicente Battista en la presentación de El dolor de la ausencia que se realizó en el Centro Cultural de la Cooperación, deslizó que esta novela es en buena parte autobiográfica y que el protagonista, Ignacio, puede ser entendido como tu alter ego. ¿En qué medida esto es así?

Omar Ramos: Hay disparadores autobiográficos, referenciales, como la situación de que yo trabajé como meritorio y auxiliar en juzgados penales en 1974, en San Martín, donde surgió el capítulo Águila Guerrera. En esa circunstancia fueron detenidos y juzgados un grupo de militantes peronistas de extrema derecha que saludaban extendiendo su brazo como los nazis. Ya en 1976 trabajé en los tribunales de Capital, como meritorio, atendía a los abogados en la mesa de entrada, cocía expedientes, los ordenaba en los casilleros, pero no llegué a despachar, por suerte. Ahí surgieron capítulos como Habeas Corpus, Las Buenas Costumbres, la Desinfección, La Madama. La Indagatoria, La Sentencia. Estos capítulos anteriormente fueron cuentos que publiqué en El Cielo y el Infierno, ganador del Premio Victoria Ocampo. Los adapté a la trama de la novela, también trabajé sobre las contradicciones de los personajes, sus distintos matices para no caracterizarlos demasiado estereotipados, como lo eran en la realidad de esos años los funcionarios judiciales. El personaje Ignacio Guidi es un alter ego, ya que nunca ejercí jurídicamente redactando habeas corpus durante la dictadura, todavía era estudiante y posteriormente mi compromiso fue solo literario con textos literarios testimoniales comprometidos. Me dediqué a las mediaciones y no a una actividad más jurídica, no tengo vocación para ello, como la tuvieron los abogados que pidieron la nulidad de los indultos de los militares y que llevaron adelantes sus condenas. Hubo una sola excepción en la que redacté, siendo empleado y estudiante, un habeas corpus para un primo segundo que apareció después de 15 días. Ese primo me sirvió como disparador para el que es un coprotagonista de la novela.

HAC: Hacia el final de la novela se abre cierto contrapunto entre los años setenta y parte de los ochenta de nuestra historia y lo que sucedió en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Nos interesa que nos comentes, según la mirada que trasmite el relato de tus personajes, la diferencia que percibís en su recepción y sus acciones.

OM: La acción de los personajes de la novela transita desde los 70 a la actualidad donde el protagonista Ignacio, poco a poco, va tomando conciencia de la situación política, después de años de represión interna y externa, se rebela y se convierte en un abogado que lucha en defensa de los derechos humanos. El coprotagonista Gonzalo Ibáñez es funcional y cómplice en sus fallos a favor de la dictadura, lo echan en la época de Alfonsín, vuelve con Menem donde falla a favor de los indultos, luego se resiste a sentenciar, se declara incompetente o demora cajoneando las causas en la época de los Kirchner y termina renunciando para que no le hagan un juicio político.
Me pareció interesante asociar lo ocurrido en la Argentina con la Segunda Guerra Mundial, donde la abuela de Ignacio fue encargada de un campo de concentración nazi. Ese episodio horroroso para él, el resto de la familia lo tiene silenciado o sublimado en el misticismo en el caso de la madre, lo impulsa a cerrar la historia y con su lucha contribuir a que se hiciera justicia con lo que había pasado en la Argentina durante la dictadura.


HAC: ¿En qué se diferencia esta nueva novela, para vos, del resto de tu obra narrativa?

OM: En esta novela retomo lo histórico testimonial que iniciara con mi texto Sangre en las botas, también en algunos cuentos de Lugares Violentos, El Cielo y el Infierno y Recordando a Julio. Se diferencia en que en otras novelas como La Elegida y El Ultimo Pecado refieren sobre el dogma de la Iglesia Católica en la primera y en los abusos de los sacerdotes en la segunda. Tienen pocos elementos referenciales, mayor documentación y situaciones ficcionales.

HAC: Todo escritor siempre está trabajando -más allá de la edición de su nuevo libro- en distintas obras. ¿Cómo es el taller de escritura de Omar Amadeo Ramos, su cocina de escritor, como hace un tiempo se lo viene llamando?

OM: En estos años escribí, corregí y edité, todavía sin publicar, otras dos novelas testimoniales sobre la Argentina: Hija de Genocida, ambientada en la ESMA y El Amor Revolucionario. Escribo varias veces a la semana, corrijo mucho, me documento sobre el tema, e incluso realizo testimonios a las personas que protagonizaron la trama de mis historias. Ese es mi taller, el que traté de transmitir cuando dicté cursos de cuento, novela y periodismo en forma privada y en la Universidad de Buenos Aires.

HAC: Gracias Omar por tu colaboración con el Blog y quedamos a la espera de tus próximos libros, sean novelas, poemas o cuentos.

OM: Gracias a vos, Héctor, por esta posibilidad y a la gente que trabaja en el Blog.


Datos biográficos:


Omar Amadeo Ramos publicó Migración del sueño, poemas, Editorial El Barco Ebrio, 1988. Lugares violentos (cuentos) Editorial Metáfora 1998. El Cielo y el Infierno (cuentos) Primer Premio de la Editorial Victoria Ocampo. Sangre en las botas (novela) Ediciones B 2005. La Elegida: Historia de la Hija de Jesús y María Magdalena, Primera Finalista Editorial Planeta. (novela, editada por Planeta en el 2005) Esta novela fue traducida al portugués y publicada en Brasil. El Ultimo Pecado (novela) Ed. Planeta 2009. Recordando a Julio (cuentos) editorial Casa de Papel, 2012. El dolor de la ausencia (novela), editorial Baldíos en la lengua, 2019.

Es colaborador del Suplemento Radar del diario Página 12. ha colaborado literariamente en los diarios La Prensa, La Nación, La Capital, de Rosario, La Voz del Interior, de Córdoba, Los Andes, de Mendoza, y otros medios gráficos naciones y del exterior. Dictó taller de cuento, novela y periodismo en la Universidad de Buenos Aires.


lunes, 29 de octubre de 2018

POBREZA CERO




Es probable que nos hayamos abandonado a una molicie que nos hace peores personas de lo que en verdad somos, sin que ninguno de nosotros mueva un dedo ni alce la voz. Debido a esa actitud, nuestra colaboración en este nuevo proceso es casi nula, y no dejo de notar que nuestra historia nacional merece un gesto que nos enaltezca.

Durante semanas y meses, regresaba a mi casa, cenaba junto a mi familia y luego me retiraba al living que hemos improvisado. Y ante la ventana, sentado en el sillón de la sala, mientras bebía un café con la vista puesta en los árboles de la plaza, meditaba hasta que me alcanzaba el sueño. En esa situación, en más de una oportunidad, me despertó Irma para que fuera con ella a la cama, otras veces, me despabilé solo llegada la madrugada. En esos días consideré una idea que, si bien aún no es precisa -ronroneo alrededor de ella como un gato entre las piernas- en sus detalles y en su realización está avanzada, y el fin que vislumbro es que como sociedad alcancemos esa anhelaba meta de pobreza cero que hace años nos ofrendó quien hoy es el primer hombre de nuestra república.



He pensado en varias opciones -quizá este breve texto tenga como virtud que ustedes improvisen otras- de las que saldrá probablemente la solución final a esta cuestión.
Si fuésemos pocos, una embarcación librada a la deriva en medio del océano sería un final con un tinte que hasta podría inspirar en el futuro, para el conjunto de las Bellas Artes, una épica romántica celebrada por siglos. Sabemos que un inglés alguna vez escribió sobre el suicidio como una de ellas. Pero no somos pocos, justamente ése es el mayor inconveniente. Somos demasiados, sobramos, y ni en una flota de barcos de notable porte entraríamos los que estamos de más. Abandoné esa chance y reflexioné sobre otras. Los estadios de fútbol, esparcidos por todo el territorio, me ofrecían el estímulo de pensar que de a miles, en distintas tandas era posible librarse del problema -en Santiago una vez se probó con algo parecido, pero a menor escala y con cierto éxito. No es mala la idea, no la descartó. Donde festejamos en el 78, debería ser el último acto. Y otra vez en las plateas y palcos: lo mejor de nosotros, lo más florido de la Sociedad. La duda que tengo es qué hacer con tantos cuerpos, miles, millones de cuerpos, de niños, de ancianos, de hombres, cuerpos de mujeres, los cuerpos necesarios para alcanzar esa ansiada cifra que sirva para fundar otra Argentina. Una Argentina libre de las penurias y de los males y las penas que esas miserias denuncian ante los afectuosos ojos que nos observan. Aunque reconozco que mis limitaciones no me permiten apreciar que estas mentes brillantes, que esos sanos espíritus, llegado el caso superen con provecho este escollo y utilicen medios superiores a mi imaginación para realizar la limpieza apropiada a las circunstancias.

En consonancia con esto, debemos cuidar el lenguaje. Exterminio es una fea palabra, es un ejemplo de los términos que no deben ser utilizados, de otra manera se confundiría el mensaje de esta nota personal y también el fin de esta buena causa. Mi intención es la de un humilde protector de la nación, traer a discusión algo que alentará a vuestras inteligencias en un trabajo conjunto con tal de erradicar mediante los procedimientos que sean la pobreza. Ustedes continuarán con el espíritu de estas líneas mejor de lo que yo lo hice hasta aquí, sólo les recuerdo que hace siglos un notable irlandés había anticipado ideas al menos emparentadas a las mías.



Héctor Alvarez Castillo
Del libro inédito “Legión. Scriptum brevis”
Villa Devoto, Octubre de 2018

miércoles, 19 de abril de 2017

Indran Amirthanayagam

Poeta
en varias lenguas 

Por: Alvarez Castillo








Indran Amirthanayagam 
(1960), es un poeta que hace décadas alterna distintas lenguas en su expresión artística. Lo conocimos allá por los años noventa, inicialmente en inglés, gracias al poemario The Elephans of Reckoning.


Su obra también se plasma en francés, creole y nuestro español. Justamente en nuestro idioma se ha editado en México, recientemente, Ventana Azul, por el sello El Tapiz del Unicornio. Para mayo de este año nos anuncia la salida de su primer libro en creole, escrito junto a otro poeta: Alex LaGuerre.



Acompañamos esta breve presentación con una antología de su obra en nuestra lengua. Los primeros cinco pertenecen a Ventana Azul, “Libre, sin libras”, es un poema inédito.


Sobre el cuerpo


Escribo sobre el cuerpo
porque a pesar de
las nubes de olvido
descubro que tengo
uno todavía y se pueden
alterar sus ambiciones,
correr hacia arriba
en el cerro, ilusionarme
con amar de nuevo.

En la cama pantalla


Envíame una línea,
salpicada

con una carita,
un corazón,
unos labios,

el chat
fue inventado
para coquetear

y por los cinco
continentes hasta

las estaciones polares
no hay sábado por

la noche más
de nuestros tiempos

que unas palabras
tiradas como dados

a través de cables
al fondo de los mares.


Más allá de lo común


Una locura, una llamada a la medianoche,
una travesura, más bien un juego,
un reconocimiento de que hay derecho
a conversar cuando a uno le dé la gana,

una informalidad deliciosa,
aunque todas las mañanas escucho
un programa radial que me informa
efectivamente que no hay derecho,

y los invitados entrevistados
confirman el hecho con sus críticas
a este congresista y aquel soplón.

Las latinoamericanas están despiertas
y dispuestas a romper el espacio,
decir que si hay derecho, solo
que no depende del estado
o de la sociedad civil, sino de ellas
con sus llamadas casi a la medianoche.


La película del abrazo


Fueron sembradas ya en el verano,
la invitación para ir al mar, no cumplida
pero en fin, no importa, fue un paso
que tomamos de otra manera

caminando por los parques
de diversos barrios, la conversación
abierta sobre los dilemas enraizados
de la fe, del destino, de la partida

anunciada. No sé en qué momento
entró la idea de no irnos
y evitar la separación, el dolor,
y estar siempre envueltos

hasta que nos dé la muerte
el verdugo melancólico,
entregado a la tarea de renovar
la familia humana,

de asegurar que las ideas
que nos alimentan se pasan
a las nuevas generaciones.  
¿Qué hay de nuevo en el arte?

Tus poemas, los cuadros de aquel.
¿Y dónde? Aquí en las almohadas
del cine, apoyada en mi brazo,
viendo los dos con risas enigmáticas,

como aquel del hombre de la luna,
cuando pasa una nave espacial
para tomar su foto, la sorprendente
historia del hombre araña.

Pregunta y Vida


En las secuelas de las olas
que nos mecieron en la cuna,
durante la mañana siguiente,
el corazón y el espíritu
alegres, subiendo el cerro,
noto que el amor suele borrar

al pasado, barrer restos
de argumentos y disputas,
para que el cuerpo sea limpio
y los pasos frescos.
Y cuando suceda
el desencanto

y su expresión rutinaria,
los silencios que muerden
el ánimo ¿qué haremos
con los cerros o el amanecer,
o con el perro que tomará
el lugar de Lucky, ya viejo

compañero del camino
por un tiempo más,
y yo, saltando como
un joven de veinte años,
feliz, y sin miedo a pesar
de las circunstancias?

Lo que desataba
la melancolía
solo hace días cuando
estuve convencido
por mi amigo
de que nunca más

debía vestirme en ropa
de cazador o de mendigo,
o poeta, salvo si guardara
envuelto en la bolsa
unos preservativos contra
el futuro y su fruto salvaje.



Libre, sin libras


“I have no plans for today or tomorrow,”
me dices en inglés, con tu acento europeo,
de Marlene Dietrich a su entrada en la escena
americana, su confianza en la enunciación
de cada palabra. Te felicito por tu manejo

de lo absurdo, a dedicar dos dias enteros
a la nada, a la casualidad, al rechazo del
control impuesto por llenar los impuestos
a tiempo, de llenar el formulario para la visa,
a tiempo, de preparar la comida para la semana,

a tiempo. No hay tiempo. Estoy contra el tiempo
y hoy digo a todos, no haré ningun plan. Y
mañana tampoco. Te felicito. Nos felicitamos.
Somos complices en esta declaración sobre
algo y nada, de decir al lector, que no se preocupe

de este poema, que representa un tiempo
fuera del tiempo, un ensayo que en otro
momento tuvo sentido, de decir no ante 
todo, de decir que el libre albedrio puede
ejercitarse todavía, al menos por un sábado.