jueves, 3 de mayo de 2012

Y Hegel ¿dónde está?


Escribe: Héctor Alvarez Castillo

“… la lechuza de Minerva inicia su vuelo al caer del crepúsculo.”

Prólogo “Filosofía del derecho”, Hegel


De las historias que me han llegado pocas me impresionaron tan gratamente como el relato de que mientras ocurre la batalla de Jena –que decidirá, en 1806, el dominio de Napoleón sobre Prusia– Hegel se mantiene entregado a la escritura de las páginas finales de “La fenomenología del espíritu”. El filósofo reside en la ciudad, está a kilómetros de donde suceden los hechos, y persiste en su tarea especulativa. Esa capacidad de abstracción, al tiempo que de comprensión de lo histórico, siempre atrajeron mi atención sobre Hegel, y más en estos días, plenos de agitaciones sociales desparramadas por todo el orbe.

La derrota ante las fuerzas napoleónicas sobre el anticuado ejército prusiano, significa para el filósofo la realización del espíritu absoluto en la figura del emperador francés. Y en esas tribulaciones, nuestro filósofo, impertérrito, permanece concentrado en la escritura de la que será una de sus obras esenciales. Al abandonar la convulsionada Jena, se llevará consigo el manuscrito y dejará atrás, en su itinerario, al que era uno de los primeros centros intelectuales de habla alemana. El mundo se ha sacudido ante sus ojos. Ya en 1807, instalado en el reino de Baviera, declara que sigue con interés los acontecimientos que se dan en él.

Nosotros no estamos ni partimos de Jena. Estamos en España, en Wall Street, en Oriente, estamos en esta aldea que hoy se ha dado en denominar global. Y sentimos que nos faltan interpretaciones originales y genuinas para adentrarnos en la terra incognita que percibimos a través de las diversas protestas diseminadas por todo el mundo. Y debido a la alta diversidad en la naturaleza de estas expresiones sociales, a su carácter heterogéneo, nos urge más de una lámpara para que eche luz sobre lo que está ocurriendo. Actualmente sólo recibimos de parte de los entendidos balbuceos e intentos de compresión, que no son más que guías transitorias, corregidas según las últimas noticias.


En la metáfora usada por Hegel, le lechuza, el símbolo griego de la sabiduría, el numen de Palas Atenea, inicia su vuelo al caer del crepúsculo, cuando: “un aspecto de la vida ha envejecido y en la penumbra no se la puede rejuvenecer, sino sólo reconocer.” Falta tiempo para que hagamos la digestión del presente. Nuestras sociedades parecen estar probando el cordero bocado a bocado, llevadas por su ritmo, y puede que los platos servidos sean de lenta asimilación.

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